Un viaje hacia lo eterno

En medio de las pruebas y tribulaciones de la vida, a veces es difícil mantener la perspectiva sobre lo que realmente importa. Pero el pasaje de 2 Corintios 4:16-18 nos ofrece una poderosa reflexión sobre la importancia de mirar más allá de las dificultades de esta vida y enfocarnos en lo que aguarda en la eternidad.

"Por tanto, no desfallecemos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." 2 Corintios 4:16-18 (RVR1960)

La vida está llena de desafíos, de momentos en los que nos sentimos agotados y desgastados por las dificultades que enfrentamos. Sin embargo, este pasaje nos insta a no desfallecer, a no perder la esperanza. ¿Por qué? Porque hay algo más grande que todo esto.

Cuando miramos más allá de las aflicciones temporales de esta vida, encontramos la promesa de una gloria eterna. Nuestro ser interior se renueva día a día, incluso cuando el exterior muestra signos de desgaste. Las pruebas que enfrentamos, aunque parezcan pesadas, en realidad están trabajando en nosotros algo mucho más valioso que no podemos ver con nuestros ojos terrenales.

Imagina que nuestras luchas y tribulaciones son como las gotas de agua que erosionan una roca a lo largo del tiempo. Puede que estas pruebas sean momentáneas y ligeras en comparación con la eternidad, pero su efecto es profundo y duradero. Cada desafío que enfrentamos contribuye a un "peso de gloria" que nos espera más allá de esta vida.

Este pasaje nos recuerda que no debemos enfocarnos en las cosas que son temporales y visibles, sino en las cosas que son eternas y no se pueden ver con nuestros ojos físicos. Nuestras posesiones materiales, nuestras preocupaciones cotidianas y nuestros sufrimientos terrenales, aunque reales, son solo una pequeña parte de la imagen completa.

Así que, mientras enfrentamos las pruebas y tribulaciones de esta vida, recordemos que estamos en un viaje hacia algo mucho más grande y eterno. Mantengamos nuestros ojos en la promesa de una gloria eterna que supera con creces cualquier dificultad temporal. En última instancia, 2 Corintios 4:16-18 nos llama a vivir con la esperanza de lo que está más allá de esta vida y a encontrar fuerza en esa perspectiva mientras continuamos nuestro camino en este mundo imperfecto.